La gran mayoría de los inversores coinciden en que resulta relativamente sencillo encontrar buenas ideas, pero es mucho más complicado hallar el equipo adecuado para llevarlas a cabo. A tal punto el talento es concebido como aspecto clave que se piensa que un equipo excelente puede convertir una idea mediocre en un gran éxito pero lo contrario es imposible.
El hecho de que esta idea esté tan extendida y forme parte de los principios de tantos inversores nos hace pensar que ha sido validada fielmente.
Pero ¿Es realmente así?
Diag Davenport ha publicado los resultados de una investigación bajo el título “Predictably Bad Investments: Evidence from venture capitalists”. El trabajo supuso el examen de unas 16 mil startups, que en conjunto suponían una inversión de USD 9 mil millones.
El problema del éxito
Lo primero que vale aclarar es que las VC no están consiguiendo malos resultados. Y esto puede ser parte del problema. En general, los fondos de venture capital ofrecen mejores resultados que el mercado y al parecer también superan a los inversores ángeles. Esto último es atribuido a una mayor cautela y mejores herramientas de análisis.
El problema es que el rendimiento de las VC se sostiene en gran medida por lo que se consigue con la mejor mitad de sus inversiones. El estudio apunta que si la mitad inferior fuera reemplazada por inversiones en el mercado se conseguiría una mejora de hasta un 41%. Davenport sostiene que esto demuestra que existe un gran margen de mejora.
Ideas destacadas
El trabajo tiene dos ideas destacables.
La primera es la que da título al estudio. El 50% de las inversiones de Venture Capital son predeciblemente malas.
No solo malas. Predeciblemente malas. Esto supone que el inversor contaba con la información suficiente para darse cuenta de que debía haber dejado de lado la startup.
La segunda idea es que una gran parte de estas malas decisiones están vinculadas a un excesivo enfoque en el talento por parte de los fondos VC, y el hecho de que estas organizaciones no son muy buenas a la hora de identificar el talento.
Es como armar un equipo de fútbol en base a los jugadores y no saber cuáles son los que realmente juegan bien. El foco en el emprendedor va en contra de un examen más exigente del negocio en sí. Y este parece ser el punto clave.
Errores predecibles
Para demostrar que los errores en las inversiones eran predecibles, Davenport desarrolló un algoritmo de análisis que identificó los signos de éxito para las startups. Algunos de los factores destacados para lograr obtener un EXIT y resultados exitosos fueron la educación de los fundadores y las inversiones recibidas previas.
Una vez más nada que no se haya señalado previamente, pero precisamente ese es el punto.
El modelo elaborado fue capaz de realizar predicciones de EXITS y resultados exitosos. Curiosamente no fue tan consistente en términos de retorno obtenido.
Aunque el modelo no sea perfecto, es justo señalar que una vez más las computadoras nos han demostrado que pueden superarnos.
El problema del talento
¿Y por qué se le da tanta importancia al fundador?
Davenport señala que la perspectiva de los inversores está dominada por la imagen de los fundadores de los grandes imperios modernos: Apple, Amazon, Google, etc.
Pero este no es un fenómeno nuevo. Desde hace décadas los grandes emprendedores han sido vistos como héroes del progreso.
Poco importan las nada raras ocasiones en las que sus proyectos han terminado en trágicos fracasos. Incluso estos fracasos son vistos como parte del proceso que lleva a la grandeza. Por supuesto que queda mucho mejor cuando los fracasos son anteriores y no posteriores.
La idea de que una sola inversión excepcional puede compensar un portfolio con un montón de apuestas con resultados inferiores es casi inseparable de la del genio del que todos se burlan hasta que demuestra que tenía razón. Es una mirada romántica, ambiciosa y que fundamentalmente no está equivocada.
Pero tampoco es completamente certera.
Solo queda mejorar
En la era de las computadoras, los fríos y precisos algoritmos nos demuestran que no tenemos la verdad en nuestras manos, que todavía nos queda mucho por aprender y mejorar.
Cuando los grandes maestros del Ajedrez y el Go fueron derrotados por las computadoras, las noticias recorrieron el mundo. Para muchos suponía el fin de una era, el cálculo vencía el ingenio humano. Mucho menos publicitado ha sido el hecho de que las computadoras se han transformado en herramientas de análisis extraordinarias. Han abierto las mentes y tirado abajo ciertas ideas previas, ofrecido opciones contraintuitivas.
Y los grandes jugadores de ajedrez y go han tomado ese conocimiento, lo han aprovechado y ahora demuestran de forma consistente un nivel superior, propio de una nueva era.