Desde hace 10 años, la compañía Credit Suisse publica el Global Wealth Report, cuyo objetivo es proporcionar las mejores estimaciones disponibles de las tenencias de riqueza de todo el mundo.
Gracias al equipo de research de Credit Suisse podemos saber que en Estados Unidos se encuentran el 40% de los millonarios de todo el mundo y el 40% de los que se encuentran en el 1% superior de la distribución de la riqueza mundial.
Si bien la riqueza en China comenzó desde una base más baja, creció a un ritmo mucho más rápido.
También podemos saber sobre la evolución de la desigualdad.
- La mitad inferior representa menos del 1% de la riqueza global
- El 10% más rico posee el 82% de la riqueza global
- El 1% superior posee el 45%
Como resultado, el 1% de las personas con mayor patrimonio del mundo aumentó su participación en la riqueza mundial.
Si analizamos en profundidad porque se produce esto, podemos encontrar que hay algunas reglas que están “preparadas” para beneficiar al porcentaje que más recursos y riqueza tiene.
Para entender por qué digo esto, tenemos que repasar brevemente la historia financiera de USA.
En 1933, luego de la crisis bursátil o gran depresión, se aprobó la ley que regula el Mercado de Valores con el objetivo de proteger a los inversores frente a la pérdida de dinero. Aseguró la transparencia en los estados financieros y restringió el acceso a las inversiones denominadas de “alto riesgo”.
Solo quienes entren en la calificación de “inversor acreditado”, podrían invertir en determinados activos de los catalogados como “riesgosos”.
En aquel momento se esperaba que los inversionistas acreditados tuvieran conocimientos financieros y, por lo tanto, no necesitaban protección alguna a la hora de invertir su capital. O visto de otra manera, la única condición que cumplian estas personas es que tenían que ser educados e inteligentes sobre las inversiones, conscientes de los peligros y estar preparados para manejar las posibles pérdidas.
Por el otro lado encontrábamos una segunda creencia, las personas con ingresos más bajos se mantenían más seguras al no aventurarse en las potenciales pérdidas, incertidumbre y riesgo de este tipo de inversiones.
La SEC (el regulador de los mercados de USA) requiere que un inversionista acreditado tenga un patrimonio neto de U$S 1.000.000.- o un ingreso anual mínimo de U$S 200.000.- durante los últimos dos años o U$S 300.000.- en ingresos anuales combinados para los cónyuges.
Adicionalmente existen compañías de la industria financiera que también son consideradas inversores acreditados, como bancos y compañías de seguros, entre otros.
Todo quien no pudiera cumplir con estos requisitos se lo consideraba un inversor “no acreditado”, es decir aproximadamente el 90% de la población de USA.
Como demuestra el estudio de Credit Suisse, Estados Unidos tiene la mayor cantidad de miembros del grupo de riqueza global del top 1%, y actualmente representa el 40% de los millonarios del mundo. El número de personas de UHNW (Ultra High Net Worth) con una riqueza superior a U$S 30 millones es aproximadamente cuatro veces mayor que el del país que lo sigue en el ranking, China.
El número de personas con más de U$S 1.000 millones de patrimonio en Estados Unidos ha aumentado en la última década, de 267 en 2008 a 607 en 2018. La quinta parte más rica de los estadounidenses posee el 88% de la riqueza del país.
No solo que los ricos se han vuelto más ricos, sino que también más rápido.
A pesar de que el objetivo principal de la SEC es proteger a los inversores de la pérdida de dinero, también fueron una parte necesaria para lograr esta desigualdad. Persiguiendo este objetivo lograron que las inversiones en emprendimientos o startups, que es una de las inversiones que mejores resultado demostraron a lo largo de la historia, sea una clase de activos únicamente para personas “ricas” o de alto patrimonio.
No solo se le incrementó la dificultad para obtener el capital necesario a los emprendedores sin redes de networking o redes de contactos que facilitasen el acceso a inversores ángeles. De esta forma los emprendedores se encontraron limitados con las opciones para hacer “fundraising” y de quienes podrían obtener ese capital necesario.
La ley fue efectiva para ayudar a los ricos a enriquecerse más (a través del acceso a mejores oportunidades de inversión de mayor rendimiento y consecuentemente de mayor riesgo) y a los “pobres” seguir siendo pobres al no tener acceso a inversiones que generan múltiplos de retorno por encima de la media del mercado. Inversiones que pueden significar un cambio en la vida de los inversores que son parte de las mismas.
Si no puede participar en las oportunidades de inversión de mayor riesgo, pero que a su vez son las que generan mayores retornos … ¿cómo se puede crear riqueza?
Hoy en día gracias a la tecnología y las nuevas regulaciones podemos utilizar un concepto no tan nuevo (pueden leer sobre esto en ambos posteos previos – Breve historia sobre el crowdfunding o financiamiento colectivo y La breve (o no tan) historia del Equity Crowdfunding -) como el crowdfunding.
El análisis pasa por cómo aprovechar el poder de los pequeños inversores, el gran impacto que tienen a la hora de construir nuevas empresas y, gracias a esto, generar resultados positivos y riqueza en las partes intervinientes.
La inversión en startups o emprendimientos está evolucionando, atravesando un crecimiento natural que se traduce en nuevas alternativas para inversores “micro-ángeles” y que les brinda a los fundadores nuevas alternativas a la hora de recibir inversión, más allá de los actores tradicionales del ecosistema emprendedor, como lo son las incubadoras, aceleradoras, fondos de capital emprendedor o venture capital.